La multinacional alimenticia Mondelez, ex Kraft Foods, dispuso la suspensión de la producción en su planta de Pacheco por un período de 21 días, medida que alcanza a más de 2.300 trabajadores y que fue acordada con el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) y la comisión interna de la fábrica. La actividad está prevista para reanudarse el próximo 4 de enero, según comunicó la empresa al personal.
La planta, ubicada sobre el ramal Escobar del Acceso Norte, es uno de los complejos industriales más importantes del sector alimentario argentino y allí se elaboran marcas de alto consumo masivo como Oreo, Terrabusi, Milka, Pepitos, Cadbury, Halls, Beldent, Cerealitas y Clight, entre otras. El freno total de las líneas productivas volvió a encender señales de alarma en un contexto de caída sostenida del consumo y contracción general de la actividad industrial.
Desde la compañía explicaron que la decisión responde a tareas de mantenimiento planificado y a la adecuación operativa del establecimiento, y aseguraron que se trata de una práctica que ya fue aplicada en otras oportunidades con el objetivo de preservar la sustentabilidad de la actividad a largo plazo. En ese marco, se otorgaron licencias a la totalidad del personal sin modificaciones inmediatas en los contratos laborales ni anuncios de despidos o recortes salariales.
Sin embargo, fuentes gremiales señalaron que la medida está directamente vinculada con la fuerte caída en la demanda interna y el consecuente sobrestock de productos acumulados en los depósitos. Según indicaron delegados de la planta, la producción anual prevista no logró cumplirse pese a la incorporación de nuevos productos, y el descenso en el volumen elaborado se profundizó a lo largo de este año.
El delegado Jorge Penayo, en declaraciones radiales, sostuvo que la baja del consumo afectó especialmente a las marcas que apuntan a la clase media y que la situación actual no tiene antecedentes recientes en la fábrica. De acuerdo al gremio, una suspensión de este alcance no se registraba desde el año 2001, cuando la actividad había sido interrumpida de manera excepcional en medio de la crisis social y económica de aquel entonces.
La comunicación de la suspensión se realizó por los canales formales de la empresa y derivó en asambleas internas para evaluar el escenario y canalizar la preocupación de los trabajadores. Si bien no se anunciaron medidas adicionales, la falta de precisiones sobre el futuro inmediato incrementó la incertidumbre puertas adentro de la planta, que ya venía funcionando por debajo de su capacidad plena en los últimos meses.
El parate en Mondelez se inscribe en un panorama más amplio de retracción del consumo masivo, con menores niveles de rotación en supermercados y mayoristas, y se suma a otras señales de enfriamiento que atraviesa la industria de alimentos en el país.
