Me resulta algo maravilloso que podamos ficcionar sobre un de las máximas figuras del terrorismo de Estado, ante este tipo de temas, suele ser corriente la idea que hay que hacer un cierto simbolismo de la condena a los emblemas del terrorismo de Estado, en este caso en la persona de Jorge Videla; que el culto del odio agigante la condena, e impida por el miedo que el pasado se reinstale; entonces jugar con estas figuras puede ser visto como un relajamiento inconveniente.
Justamente porque no comparto esta idea en base al odio y al miedo, es que me parece tan interesante esta propuesta que muestra a un Videla que deja de ser un villano inmortal y poderoso para ser lo que es realmente: un viejo solitario que puede recibir un atentado de un joven suicida.
La segunda cuestión que surge es moral ¿Es correcto matar a un asesino? ¿Hacer justicia por mano propia, ojo por ojo, diente por diente?
En una visión ideológica, diría que solo el terror cree que la muerte puede ser legitimada por causas políticas. En un punto de vista personal, yo no sería capaz de matar una mosca, y no creo que el hombre tenga facultad de matar a otro hombre. Pero estamos hablando de Videla … y todo se me hace más confuso, aunque Estela de Carlotto nos de una respuesta en el final de la película.
Vayamos justamente a la película, con su ritmo cansino, el ritmo que un protagonista seguro de lo que va a hacer -porque es algo que "ya esta decidido hace mucho tiempo"- pero que paradójicamente no termina de ejecutar.
Desesperanzado por la rutina del trabajo, y desalentado en sus sueños, Julian Alvarenga -interpretado por Diego Mesaglio- decide suicidarse, pero quiere coronar una vida que siente vacía con "algo" como despedida. Ese "algo" que elige se trata de matar a Videla. Me parece que no es honesto tomar una causa legítima para justificar una decisión de vida personal pero eso es lo que aquí se nos plantea.
La decisión de un suicidio que Julián quiere asegurar dejando su trabajo y despidiíndose de su madre -María Florentino-, de su novia -interpretada por Emilia Attías- y de sus amigos, no es una cuestión "decidida hace mucho tiempo" como insiste para auto convencerse.
Será en su confesión ante un sacerdote -interpretado por Juan Leyrado- que Julián busca confirmar su autoconvencimiento. "La duda es lo que nos da fe y a vos te veo muy decidido" advierte el sacerdote y le señala que solo Dios sabe que condena merecen estos hombres.
Julián esta demasiado decidido y tampoco tomará los consejos de Estela de Carlotto, cuando le dice "el dolor no da derecho a matar". La decisión sigue sin ser fácil, más si los planes deben cambiar sobre la marcha.
Pasemos a dos o tres detalles interesantes de la película. Me gusto la escena del reality show familiar, parece de otra película pero es muy divertida. Tambiín me gusto el tema de Ivan Noble "En el Medio del Principio del Final". Así como el bloque histórico-documental es un macizo compacto de imágenes para esa memoria que quiere seguir recordando.
Volvamos a la historia de Julián. El suicidio puede parecer una solución, una forma cobarde de escapar, aunque no es tan fácil de llevar a cabo. Descubrir que no somos capaces de matarnos puede darnos una oportunidad espectacular de repensar nuestra vida, de dejar de aceptar que todo esta jugado hace mucho tiempo y obligarnos a abrir cada día la ventana, ampliar nuestro mundo personal. Como esas madres que perdieron a sus hijos, que vieron a sus asesinos indultados y libres, pero que aún solas siguieron saliendo a la calle. Como Julián que sabe que nuestra voluntad nos puede salvar pero se la niega a si mismo.
El revolver esta cargado, Julián no lo ha podido disparar, un imprevisto parece darle una oportunidad, Dios tendrá ahora que resolver el dilema que afligía a Julián, y su novia lo busca para decirle que va a ser padre, pero … el sacerdote temía con razón, Julián estaba demasiado seguro.
Trailer en Youtube
http://www.youtube.com/watch?v=YgxDYIbu2VQ
Comentario La Nación
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1219028
Fuente: www.zonanortediario.com.ar