InicioOPINIÓNOpiniónVicentin: una decisión que desalienta la inversión

Vicentin: una decisión que desalienta la inversión

La intervención y posible expropiación de Vicentin representa un gran retroceso en el camino de crecimiento que deseamos para nuestro país. Por medio de un DNU se establece una decisión que, en este caso, dista mucho de ser necesaria y urgente.

Ante todo, el decreto mismo no puede dejar de sorprendernos en medio de una durísima situación económica y social. Atravesamos una crisis inédita. Además de angustia, la pandemia trae aparejadas consecuencias aún imprevisibles. Sería un buen gesto reunir especialistas que aporten soluciones en este ámbito, donde lo público y lo privado pudieran darse la mano en vez de volver a enfrentarse.

Pero en esta pandemia hemos escuchado al oficialismo hablar más de expropiación que de inversión. Hace días, el proyecto era quedarse con las empresas que habían sido asistidas financieramente. Este mecanismo, que se cobra la ayuda quedándose con el patrimonio, ya lo hemos visto funcionar en etapas que creíamos superadas. Más que enamorarnos de un modelo estatal intervencionista y controlador deberíamos comprender que expropiación es inversamente proporcional a inversión.

La expropiación nunca puede ser una buena noticia. Un Estado que avanza para quedarse con lo que no le pertenece no es un Estado “presente”. Una solución en medio de una crisis no puede llegar de la mano de otro problema. Medir la presencia en términos de intervención es, una vez más, imponer desde el poder central un modelo de administración muy lejano al interés general.

Esta intervención no viene a resolver nada de lo que discursivamente puede sonar atractivo, incluso razonable. Tampoco se puede hablar de soberanía alimentaria o energética –como tanto escuchamos en el pasado– cuando el Estado se empeña en colonizar el ámbito privado en lugar de crear las condiciones necesarias que den espacio a la libre iniciativa privada.

El apoyo a las PyMEs y a todo el sector agroindustrial es hoy más urgente que nunca. Detrás de cada emprendedor hay miles de familias, de puestos de trabajo, de ganas de pelearla y salir adelante como siempre lo han sabido hacer. Necesitan de un Estado que los acompañe en vez de un Estado que se quiera quedar con sus sueños, con sus esperanzas.

Si algo hemos aprendido en este tiempo es que reflexionar y dar marcha atrás en las decisiones, lejos de ser un acto de debilidad, es un acto de prudencia, una virtud que no puede faltar a la hora de definir prioridades pensando en el bien común. Y precisamente eso es gobernar.

Nos espera un desafío enorme, una tarea posible si seguimos unidos en el esfuerzo, pero también convencidos de que, para alentar la inversión, la expropiación no resuelve el problema como tampoco puede ser parte de la solución.

Fuente: (Por Jorge Macri – intendente de Vicente López / Infobae)

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