El equipo dirigido por Dady Gallardo cayó ante los húngaros por 31 a 20 y más allá de la goleada, deja preocupación las deficiencias en el ataque y en la defensa del equipo nacional, que mañana intentará conseguir su primera victoria ante el modesto equipo australiano para cerrar su participación en la primera fase.
Argentina jugó su peor partido desde que comenzó el mundial de Croacia y cosechó su cuarta derrota. Hungría, uno de los más fuertes del grupo A, lo aprovechó al máximo y dominó el partido de principio a fin, sin dar lugar a una reacción del equipo albiceleste, que fue goleado por 31 a 20.
Los dirigidos por Dady Gallardo se enfrentaron a una potencia del handball y se preveía que los húngaros demostraran su superioridad y ganaran el partido. Sin embargo, no se esperaba que la diferencia entre ambos planteles fuera tan grande tanto en el resultado como en el juego, ya que si bien el conjunto nacional no había ganado ninguno de sus compromisos, había tenido momentos de buen juego sobre todo ante Francia.
Al parecer los europeos sabían exactamente cuáles eran las debilidades de los argentinos, tanto en defensa como en ataque. Apostaron a jugar contra ataques rápidos, sabiendo que el retroceso a las posiciones defensivas fue un defecto constante en el equipo de Gallardo desde el comienzo del campeonato. Además, buscaron continuamente los pases al pívot, otra de las cuestiones que los jugadores nacionales no supieron resolver ante ninguno de sus rivales. A todo esto hay que sumarle que Argentina tuvo su peor tarea en ataque, que en los partidos anteriores había sido uno de los puntos más destacables, ya que ante una dura y cerrada defensa 6-0 plantada por el tícnico húngaro, no supo abrir el juego hacia los extremos ni seleccionar bien los tiros al arco, centralizando el juego y facilitándole las cosas a los altos jugadores rivales que bloquearon constantemente los intentos.
Bajo este panorama, el primer tiempo fue un monólogo de Hungría, que en pocos minutos consiguió ponerse a diez goles de ventaja, marcando claramente la tendencia del partido. Los primero 30 minutos terminaron 17 a 8, con una actuación preocupante del equipo nacional que en ningún encuentro había tenido una actuación tan baja en resultado y rendimiento.
La segunda etapa no cambió demasiado el destino del encuentro. El equipo europeo engrosó las estadísticas se aseguró la victoria en los primeros minutos y luego se dedicó a controlar el juego, dándole lugar a suplentes para hacer descansar a sus baluartes de cara al partido que mañana disputará ante Francia. Del lado argentino, se produjeron dos hechos que preocupan, ya que Simonet y Fernández debieron salir de la cancha lesionados: el primero cayó fuertemente de espalda al piso y salió mareado, aunque afortunadamente no fue más grave; mientras que el número 11 argentino se dobló fuertemente el tobillo.
Fuente: www.zonanortediario.com.ar