InicioINFORMACIÓN GENERALDeportesLa hazaña de Racing: Pizzutti, Cárdenas y el gol de 1967

La hazaña de Racing: Pizzutti, Cárdenas y el gol de 1967

La imagen entera está guardada en la retina del hincha de Racing. Como un cuadro pintado, una obra maestra, ahí aparece la pelota entrando por el ángulo derecho. El arquero estirado, haciendo un esfuerzo tan descomunal como insuficiente. Detrás, decenas de hinchas que aguantan la respiración esperando a que el cuero encuentre la parte interna de la red y se desagote el grito.

Hacia la derecha, el Chango Cárdenas está arqueado por el movimiento propio de haber sacado el zapatazo, con la zurda, para darle la gloria eterna a Racing Club. Compañeros y rivales lo miran. Sería el uno a cero en el partido de desempate contra el Celtic, de Escocia, en la final Intercontinental de 1967. La Copa, esa única que tiene la Academia, es uno de los trofeos más preciados del club.

El equipo de José

Aquel equipo de Racing era verdaderamente temeroso. No porque sus propios jugadores tuvieran miedo, sino todo lo contrario. Jugar contra ellos era de temer. Contra el famoso “equipo de José”, como coreaba el dicho popular. José era Juan José Pizzutti, el entrenador de una etapa tan gloriosa como recordada de la institución. Él instaló un estilo de juego, una forma de pararse dentro del campo, una modalidad de atacar y una identidad para ser protagonista principal de cada partido.

Antes de ser uno de los entrenadores más importantes en la historia de la Academia, Pizzutti ya había jugado con la camiseta blanca y celeste. Llegó a Avellaneda en 1952 y allí se quedó durante un tiempo, hasta 1962, en el que jugó 215 partidos y marcó 118 tantos. Esa cifra goleadora es la que lo coloca como el segundo máximo anotador en la historia del club. Además, ganó dos campeonatos, en el ’58 y el ’61. Y no serían los únicos: su carrera de entrenador le tenía preparados algunos más.

Una vez retirado, Juan José no pudo estar demasiado tiempo lejos de Racing. Al poco tiempo ya estaba con el buzo de entrenador y dando indicaciones desde el otro lado de la línea de cal. Como DT, conformó un equipo sólido y aguerrido, con el que obtuvo el campeonato local del ’66, la Copa Libertadores del ’67, y la mencionada Intercontinental de ese mismo año.

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Antes de enfrentar al Celtic, sus dirigidos tuvieron que sortear el escollo frente a Nacional de Uruguay en la final del certamen continental. Cero a cero en la ida, cero a cero en la vuelta; y el tercer partido se definió con un dos a uno a favor de los argentinos. De esa manera, confirmaban la solidez que venían afianzando hace un tiempo, la cual ya les había dado el título doméstico el año anterior.

Cárdenas, el gol del triunfo

Así que con esa identidad y presencia (y con hambre de gloria) fueron a Escocia a visitar al rival intercontinental. El once titular de la Academia es recordado por más de un futbolista: Cejas, Martín, Perfumo, Basile, Chabay, Rulli, Cardoso, Maschio, Raffo, Cárdenas y Rodríguez.

Ese partido de ida no fue el mejor. De hecho, se volvieron al país con un uno a cero abajo, ya que el Celtic había marcado el único gol del encuentro a través de Billy McNeill.

El cotejo de vuelta también fue duro. Los escoceses salieron decididos a la cancha y a los 21 minutos del primer tiempo ya se habían puesto arriba con un tanto de penal de Tommy Gemmell. Pero Racing sostuvo los brazos y logró dar vuelta la historia con goles de Raffo y Cárdenas; como terminó dos a uno, debió definirse en un tercer y último partido.

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Y fue allí, un cuatro de noviembre, cuando se gestó esa pintura inmortalizada en blanco y negro. Con la pelota entrando por el ángulo derecho, el arquero estirado, los hinchas aguantando la respiración. El Chango Cárdenas estaba lanzando desde 70 metros un disparo directo a los libros de historia, para que el equipo de José sea dueño del fútbol mundial de 1967.

Fuente: (www.www.zonanortediario.com.ar)

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