La Liga Municipal de Baby Fútbol de San Isidro, que desde hace 30 años integra a clubes de barrio de distintas localidades, se vio sacudida por una decisión arbitraria e injusta del municipio que conduce Ramón Lanús: la exclusión de seis clubes que se encuentran en zonas limítrofes con el distrito.
La medida, que afecta a más de 600 chicos de entre 6 y 13 años que juegan en esos clubes, muchos de ellos vecinos de San Isidro, fue comunicada por el nuevo Subsecretario de Deportes del Municipio, Federico Peria, quien argumentó que los clubes no están ubicados en el territorio sanisidrense.
Sin embargo, esta excusa no tiene sustento, ya que los clubes Güemes, Necochea, Itatí, Alianza, Deportivo Suárez A y B, vienen participando de la liga desde su fundación, y nunca tuvieron problemas para inscribirse y competir con los demás clubes del partido.
La decisión del municipio, que no tuvo en cuenta la opinión de los clubes ni de las familias de los chicos, generó un gran malestar y una fuerte reacción de rechazo por parte de la Unión de Clubes de Barrio de San Isidro (UCB), que denunció la medida como discriminatoria y exigió que se revierta.
La UCB, que nuclea a más de 40 clubes de barrio de San Isidro, emitió un comunicado en el que expresó su solidaridad con los clubes afectados y destacó la importancia de la liga como un espacio de contención, socialización e inclusión para los chicos, especialmente en tiempos de pandemia y crisis social.
Asimismo, la UCB advirtió que la medida del municipio pone en riesgo la continuidad de la liga, que se vería reducida en cantidad de equipos y categorías, y que perdería su carácter integrador y diverso.
La exclusión de clubes por cuestiones territoriales no es una novedad en el ámbito del fútbol infantil, ya que se han dado casos similares en otras ciudades del país, como la Ciudad de Buenos Aires, en las que se ha dejado afuera a clubes de las ligas locales por no estar dentro del distrito.
Estas medidas discriminatorias vulneran el derecho de los niños, niñas y adolescentes a practicar deporte y a participar en actividades recreativas, consagrado en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley Nacional de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.
Además, atentan contra la inclusión social y la integración comunitaria, valores que deberían ser promovidos y fomentados por las autoridades municipales, y no obstaculizados.
La decisión del municipio de San Isidro, que encabeza Ramón Lanús, muestra una falta de sensibilidad y de compromiso con los sectores más vulnerables y con las instituciones de la sociedad civil que trabajan por el bienestar de los chicos.
Lanús, que asumió como intendente en diciembre de 2023, tras derrotar en las elecciones a la hija del histórico jefe comunal Gustavo Posse, se presentó como un aliado del gobierno nacional y prometió mejorar la vida de los vecinos y transformar a San Isidro en un faro que ilumine la cultura política de la Argentina.
Sin embargo, en sus primeros meses de gestión, Lanús ha demostrado una gestión autoritaria y excluyente, que se ha caracterizado por el aumento de funcionarios con sueldos millonarios, el recorte de programas sociales y culturales, y el desprecio por el diálogo y la participación ciudadana, como se da en el actual conflicto con los trabajadores municipales.
La exclusión de los clubes de la liga de baby fútbol es solo una muestra más de la política de Lanús, que lejos de mejorar la vida de los vecinos parece empeorarla y buscar generar divisiones.
Es necesario que el intendente rectifique esta decisión y que los clubes puedan seguir formando parte de la liga municipal, como lo vienen haciendo desde hace tres décadas.
Es necesario que el municipio respete el derecho de los chicos a jugar al fútbol y a disfrutar de su infancia.
Es necesario que San Isidro sea un municipio inclusivo, solidario y democrático.