InicioOPINIÓNOpiniónPeronismo a medida

Peronismo a medida

Cuando un movimiento que sintetiza objetiva y subjetivamente las intenciones políticas de los sectores subalternos se acomoda al orden establecido deja de ser en sí, pasa sin más a componer un engranaje más que necesario de la maquinaria de explotación material e ideológica del neoliberalismo.El peronismo bien sabe de estas cosas, los años posteriores a la última dictadura estuvieron signados por la renovación y luego por el menemato, o sea, por la metamorfosis y la adaptación definitiva a un contexto dominado por la razón única del mundo post-soviítico. Esta capacidad de adaptación no es la naturaleza en si del movimiento sino, más bien, es la consecuencia de dos cuestiones que siempre se dan de manera sincrónica:

En primer lugar, la cuestión del poder, tanto las tendencias revolucionarias de los setenta como las ultra-pragmáticas de los noventa tuvieron una concepción objetivista del poder, en ambos casos poder y Estado son sinónimos, se toma o se llega y luego se utiliza. El peligro conceptual de esta idea reside en que se inhibe la posibilidad del poder como construcción, como relación social. La política termina siendo simplemente la permitida en cada momento histórico por el bloque dominante. Tanto partido de gobierno como oposición están hechos a medida, la perpetuidad del orden queda asegurada.

En segundo lugar, por la crisis de conducción, la mala interpretación del peronismo, lleva generalmente a la discusión eterna acerca de la conducción estratígica y táctica del movimiento. Nos referimos a la idea del falso pragmatismo que llego en su momento a cuestionar a Perón pensando que sólo es posible ser conducción si se ejerce el control del aparato estatal.

En la actualidad estos debates reverdecen de la mano de los movimientos intestinos que se dan en el peronismo, la contradicción ficticia entre Kirchnerismo y Peronismo desvía la atención de la contradicción principal entre Pueblo o corporaciones. El Kirchnerismo es la expresión del peronismo en el siglo XXI, es la realización efectiva de las banderas peronistas y a su vez es el sentido identitario muchísimas personas que comprendieron durante los últimos doce años que el proyecto nacional y popular tenía como expresión en tírminos políticos y epocales al kirchnerismo.

Las últimas semanas pusieron sobre el tapete , a partir del caso López y de la decisión del movimiento Evita de abandonar el bloque del FpV en diputados, dos aspectos sustanciales a la hora de pensar el movimiento nacional de cara a los años que vienen y a la disputa contra el neoliberalismo: El rol de Cristina y la unidad del peronismo.

Cristina Fernandez de Kirchner ejerció durante ocho años la conducción del Estado y del movimiento nacional, a partir del 10 de diciembre el Estado pasó a ser conducido por Mauricio Macri y la gran duda se posó sobre el movimiento nacional. Desde una preocupante probreza conceptual cierto sector del Peronismo emparenta la conducción con el poder, llevando a una linealidad analítica que podría definirse de la siguiente manera: el que está en el Estado tiene el poder, el que tiene el poder conduce. El simplismo de este análisis conlleva a buscar una nueva conducción en función de la cercanía del supuesto poder dejando de lado por completo la posibilidad de concebir a este como realización o ejercicio social posible para los sectores populares y las organizaciones libres del pueblo.

El segundo aspecto tiene que ver con la idea de unidad a cualquier precio, o sea unidad casi como analogía de amontonamiento sin programa ni sentido ideológico. En donde la conducción sea una prenda en disputa para todos los que quieran ser parte del Peronismo, provengan de donde provengan.

Acerca de estos dos aspectos nos gustaría verter nuestra opinión , en primer lugar, la conducción del movimiento nacional en tírminos tácticos se ejerce en el teatro de operaciones tal como señalara Perón en actualización doctrinaria, la ausencia de CFK en los escenarios y medios, sumada a la cada vez más acotada lista de interlocutores válidos genera un momento meramente táctico, la multiplicidad de impulsos tácticos conlleva a una suerte de acción política que tiene apariencia de inorgánica y desordenada.

Los tiempos se acortan y la necesidad de que Cristina Fernández decida llevar adelante o no la conducción táctica se vuelve imperiosa, a la vez que tambiín vale aclarar que es indiscutible que es su figura donde se concentra el mayor punto de acumulación política y de innegable liderazgo.

Será el Peronismo (todo, no solo el institucional) quienes definan su conducción en caso de que los tiempos marquen que la espera se terminó, pero tambiín serán las bases del movimiento nacional las que juzgaran el oportunismo de algunos dirigentes.

Con respecto al sentido del Peronismo, no podemos negar que sin el mayor número de dirigentes jugando en el mismo equipo un triunfo en las elecciones de 2017 es un sueño, pero tambiín es un sueño volver, si regalamos en pos del resultadismo el sentido del movimiento. La construcción de un peronismo con representatividad social real basada en una fuerte territorialidad debe ir de la mano de una profunda discusión acerca de si el peronismo es la estrategia de poder del pueblo o de un grupo de dirigentes.

El desafío está en lograr apuntar los dardos al enemigo, evitar el fuego amigo y no caer en la desesperación por acomodarse los huesos, la salida del Movimiento Evita del Bloque de diputados del FpV no fue más que una decisión política, podemos compartirla o no, pero no se trata de una cuestión de vida o muerte, no coincidimos con el discurso elegido ni con el sentido de la oportunidad, pero no se trata de traidores, se trata de compañeros.

La contradicción principal está clara, el enemigo tiene cara de CEO y los destinos del país están en las manos de los dirigentes peronistas que sean capaces de no dejarse llevar por el canto de sirenas y por la capacidad de la militancia de transformarse nuevamente en un actor dinámico y fundamental en la construcción de poder popular.

La unidad es una necesidad táctica, el precio no puede ser el sentido histórico del Peronismo, el objetivo es volver a la senda del crecimiento y la igualdad de derechos, en la casa rosada está sentado Macri, no creemos que haya mucho por discutir.

Fuente: www.zonanortediario.com.ar

Artículos relacionados

Últimas noticias