La heladería Vía Flaminia, fundada en 1965 en Acassuso, celebró sus 60 años de historia y recibió un reconocimiento que refuerza su lugar como uno de los grandes emblemas de San Isidro. Conocida por sus cucuruchos bañados, que se convirtieron en un sello propio de la casa, la tradicional heladería fue homenajeada en un acto que reunió a vecinos, autoridades y colegas del sector.
El encuentro tuvo lugar en el local de la avenida Santa Fe y contó con la presencia de Ramón Lanús, intendente de San Isidro, y de Amparo Cantabella, fundadora del comercio que ya forma parte del paisaje cotidiano de la zona norte. La actual responsable de la heladería, Sandra Capraro, subrayó el esfuerzo detrás de una trayectoria de seis décadas: “Es un placer y una prueba de que, sin trabajo, sin esfuerzo y sin estar presentes, no se logra nada. Este es un oficio que requiere mucha pasión”.
Vía Flaminia es reconocida no solo por su permanencia, sino también por haber sido pionera en prácticas que hoy parecen naturales: fue una de las primeras heladerías de la región en mantener sus puertas abiertas durante el invierno, reafirmando la idea de que el helado artesanal no tiene estación. Con sus recetas tradicionales y una clientela fiel que se renueva generación tras generación, la marca se consolidó como un verdadero símbolo sanisidrense.
El homenaje formó parte de una serie de distinciones a heladerías históricas de todo el país, aunque en el caso de Vía Flaminia la celebración tuvo un carácter especial por el fuerte vínculo que mantiene con la comunidad local. A lo largo de los años, el negocio se transformó en un punto de encuentro y en una referencia obligada para quienes asocian el helado artesanal con la identidad barrial.
El presidente de la Asociación de Fabricantes Artesanales de Helados, Maximiliano Maccarrone, destacó el lugar que ocupa la heladería en la historia del rubro: “Vía Flaminia, con sus emblemáticos cucuruchos, es un símbolo de lo que la artesanía heladera puede lograr. Celebrar sus 60 años es también homenajear a todos los maestros heladeros que mantienen viva esta tradición en cada rincón del país”.
Más allá de las distinciones, la heladería continúa su camino con la misma receta que la hizo trascender: la mezcla de tradición, innovación y una fuerte pertenencia con San Isidro, donde Vía Flaminia ya no es solo un comercio, sino parte del patrimonio afectivo de los vecinos.
