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Coronavirus: los peligros de la variante Delta

La variante Delta es un enemigo más temible de lo que se creía, en gran parte debido a su capacidad de infectar y ser contagiada por personas que están totalmente vacunadas, según los datos recogidos por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los EEUU.

La variante Delta del coronavirus parece causar una enfermedad más grave que las variantes anteriores y se propaga tan fácilmente como la varicela, según un documento interno de la CDC que sostiene que los funcionarios deben “reconocer que la guerra ha cambiado”.

El documento es una presentación de diapositivas interna de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, compartida dentro de los CDC y obtenida por The Washington Post.

Así se compromete en la lucha la principal agencia de salud pública del país para persuadir al público de que adopte medidas de vacunación y prevención, incluido el uso de máscaras, a medida que aumentan los casos en los Estados Unidos y una nueva investigación sugiere que las personas vacunadas pueden propagar el virus.

El documento tiene una nota urgente, revelando que la agencia sabe que debe renovar su mensaje público para enfatizar la vacunación como la mejor defensa contra una variante tan contagiosa que actúa casi como un nuevo virus diferente, saltando de un objetivo a otro más rápidamente que el ébola o el virus del Resfriado común.

En este contexto, hoy se conoció que esta variante podría haber comenzado a circular en forma comunitaria en Argentina.

Tras el anuncio de 13 contagios en Córdoba con la variante delta, a raíz de una persona que llegó de Perú y no respetó el aislamiento de siete días, se conoció que la ciudad de Buenos Aires investiga dos casos de personas infectadas con la variante Delta, que no estuvieron de viaje ni en contacto con viajeros.

Los especialistas vaticinan que en un mes se verá un aumento de casos por la circulación comunitaria de la variante Delta y piden el aumento de la intensidad de vacunación de manera urgente, solo el 13, 26% de la población argentina tiene vacunación completa, dos dosis, el resto se encuentra absolutamente desprotegido contra la irrupción de la variante Delta.

La capacidad de contagio de un virus depende enormemente del contexto, dada la incidencia acumulada del contagio en América Latina y sus condiciones diferenciales de partida (particularmente la densidad urbana y la dificultad de amplias capas de población para resguardarse en caso de necesidad), la hipótesis de partida respecto al potencial de contagio que alberga delta debería ser más bien pesimista.

A ello hay que añadir que incluso una mejora pequeña en transmisibilidad puede tener consecuencia gigantesca dada la lógica exponencial que sigue cualquier epidemia, amplificadas en cada nueva ola.

No hay ninguna duda de que el país enfrentará una tercera ola de coronavirus en las próximas semanas o meses, probablemente vinculada a las nuevas variantes con carga viral más grande. Se sabe que esa ola podrá ser significativa en términos de casos, pero el grado de daño dependerá de cómo avancemos con la campaña de vacunación. Antes de que suceda eso, tenemos que tener una importante cantidad de habitantes vacunados.

La variante Delta es la versión más rápida, más fuerte y más formidable del virus causante del COVID-19 que el mundo ha conocido, y está poniendo en entredicho las teorías sobre la enfermedad en un momento en que las naciones relajan las restricciones y abren las economías, según los virólogos y epidemiólogos.

Mientras el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) alertó que la variante del COVID-19 es ya dominante en Europa y se expande velozmente en ese territorio, la OMS citó dos nuevos estudios que advierten de la mayor peligrosidad de la mutación surgida en la India. Se trata de trabajos realizados por investigadores de China y Canadá, que aún no fueron publicados en una revista especializada.

Según el estudio canadiense, los riesgos para la salud de contraer COVID-19 con la variante Delta son significativamente mayores que con los primeros tipos de coronavirus: las posibilidades de hospitalización aumentan en torno al 120%, y las de necesitar cuidados intensivos son de alrededor del 287%. El riesgo de muerte asciende, por tanto, según los expertos, a más de un 137%.

Para el estudio de China, se examinó a personas que estaban en cuarentena tras haber tenido un contacto estrecho con un infectado con la variante Delta. La prueba PCR les dio positivo tras una media de cuatro días, en lugar de seis, como ocurría con las primeras variantes. Además, la carga viral resultó 1.200 veces mayor en la primera prueba positiva que en las variantes originales del virus. “Esto sugiere que esta preocupante variante puede reproducirse más rápidamente y ser más contagiosa en las primeras etapas de la infección”, señaló la OMS a la luz de los datos.

Las vacunas contra el COVID demostraron ser efectivas contra las versiones más duras de la enfermedad que conllevan hospitalización y muerte. Pero expertos afirman que no es igual para todos y que la gente debe considerar factores como la transmisión comunitaria, los niveles de riesgo personal y su propia tolerancia al riesgo para decidir qué les conviene.

“Una nueva investigación mostró que las personas vacunadas infectadas con la variante Delta portan enormes cantidades del virus en la nariz y la garganta”, informó la Dra Walensky a The New York Times.

La Dra. Rochelle Walensky, es la directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU.
El hallazgo contradice lo que los científicos habían observado en personas vacunadas infectadas con versiones anteriores del virus, que en su mayoría parecían incapaces de infectar a otros. Esa conclusión fue un duro golpe a los estadounidenses: las personas con las llamadas infecciones de avance (casos que ocurren a pesar de la vacunación completa) de la variante Delta pueden ser tan contagiosas como las personas no vacunadas, incluso si no tienen síntomas.

Eso significa que las personas completamente inmunizadas con niños pequeños, padres ancianos o amigos y familiares con sistemas inmunológicos débiles deberán perseverar en la vigilancia, particularmente en las comunidades de alta transmisión.

Como en el juego de la oca, retrocedemos 10 casilleros.

Fuente: (Por Claudio Rosso – Especialista en riesgos de trabajo)

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