InicioINFORMACIÓN GENERALEspectáculosKiss demostró porque es “the Hottest Band in the World”

Kiss demostró porque es “the Hottest Band in the World”

Se venía el final del Quilmes Rock 2009, y nada mejor que hacer una fiesta a modo de cierre; por eso los organizadores no pudieron tener mejor idea que contar con Kiss como animadores de esta gran fiesta del rock argentino.
Ya el clima se vivía desde afuera del estadio, la gente que sigue a la banda, un verdadero ejírcito de fieles soldados que anticipan la fiesta principalmente con alegría, y la nota de color son las miles de personas pintadas como su integrante favorito. Familias enteras con la cara pintada, lo que se dice verdadero espíritu festivo.

Despuís de las bandas que tocaron este día (Massacre, Molotov, Las Pelotas y los Ratones Paranoicos), y aunque fu un festival, eran todos teloneros para los únicos dueños de la noche. Y la gente, aunque son todas bandas de peso y trayectoria, siempre les recordó a quien habían ido a ver de manera no muy amable.
Tras una espera que se hace interminable, llega con el tradiconal grito de presentación "You Wanted the Best, You’ve Got the Best The Hottest Band in the World: KIIISSS!!!!!" Llegó el momento que todos esperaban. Con Deuce como primer tema, la banda salio a romper todo, de principio a fin.

Los verdaderos fanáticos tuvieron su recompensa a tantos años de fidelidad, ya que la banda tocó un repertorio casi exclusivo integrado por la mayoría de los temas de Alive I y algo del II, respetando el sonido y los arreglos originales. El resto de los presentes no tan entendidos tuvieron la suerte de ver musicalmente casi la mejor formación posible de las dos etapas históricas de Kiss: los dos estandartes Gene Simmons y Paul Stanley (no hay banda sin ellos), Eric Singer -uno de los mejores bateristas que tuvieron y miembro desde hace más de 15 años (salvo por un impase en el que volvió Peter Criss, miembro original) – y Tommy Thayer, quien antes tocaba en una importante banda tributo y quizás por eso el más indicado para ocupar el enorme lugar dejado por Ace Freley, ya que emula a la perfección todos sus temas, trucos y al mismo tiempo es fan incondicional. Los cuatro músicos actuaron pintados y vestidos como la formación original. Curiosamente mucha gente creyó que era “Peter Criss” el “gato” sentado en la batería, ya que salvo por que Eric toca notablemente mejor, estíticamente se ve igual.

Esta visita fue como una mezcla de las anteriores: la primera en 1994, con la misma formación salvo por Bruce Kulick, (gran guitarrista que no volvió a la banda despuís de la nueva partida de Ace), y todos sin maquillaje ni trucos solo dedicados a tocar un repertorio más parejo con material tanto clásico como de sus discos más sofisticados de los 80´s y 90´s. Un Kiss arrollador, musicalmente intocable y sin necesidad de efectos extra-musicales. Con un River y cuatro obras, la mejor visita a visita de la banda (hasta ahora). La segunda y tercera visita ya fue con la formación y estítica originales, y según palabras del propio Paul Stanley, “una pesadilla” ya que sus nuevos viejos compañeros eran insoportables y limitados e inestables en el aspecto musical. Quienes estuvieron en el estadio de Boca la última vez pudieron comprobar que algo no estaba bien arriba del escenario.

Un tema aparte de la música, pero que forma parte de lo que se espera en un show de Kiss, son las enormes explosiones, la escenografía clásica llena de amplificadores, la guitarra que dispara fuego, la tarima de batería voladora, Gene Simons lanzando fuego y su solo de bajo con vomito de sangre y levantada por los aires incluidas, y el cantante viajero Paul Stanley, quien despuís de presentar Love Gun se trepo a una soga y sin ningún tipo de arnís de seguridad sobrevoló el publico a alta velocidad para cantar la canción en el medio del campo para deleite de todos los presentes.

El show – que duro más de 2 horas y media – fue en la primera parte de casi 2 horas material clásico y especial para fanáticos y en la segunda parte la catarata de hits, esos que sabemos todos, e hicieron mover a todos los presentes, Rock ´n Roll all Night, Love it Loud, Lick it Up, I was made for Loving you y Detroit Rock City, son a prueba de errores y parte de lo mejor de Kiss en vivo.

Entre los efectos, la música y todo lo que hace único a este show, el hilo conductor, el alma, el encargado de conectar con al gente, de arengar entre casi todos los temas, el verdadero dueño de la escena junto con la imponente presencia de Simmons, es sin lugar a dudas Paul Stanley, quien se encarga de hacernos saber todo el tiempo que nos ama, que nos quiere, que somos los numero uno. La gente, todos, un poco le creemos, y como no, ante semejante muestra de entrega, tanto oficio y dominio del escenario y el despliegue inagotable de energía (¿cuantos años tienen Stanley y Simons? mucho más de 50 seguro, aunque no lo parecen). Sin lugar a dudas el broche de oro fue ver a Stanley destruyendo su guitarra contra el escenario al final del show.

Despuís del último tema vino sin despedidas un gran show de fuegos artificiales por detrás del escenario. Mientras la banda desaparecía, la gente que ya estaba emocionada y feliz, miraba extasiada las luces que iluminaban el cielo, todos con la sensación de haber visto un show único. Que una banda con tanta trayectoria siga emocionado de esta manera, más que un show, es casi un milagro. Muchos medios decían que esta era seguramente su última visita, pero despuís de ver a una banda tan enírgica y conectada con un público como el nuestro, y haciendo gala de tan buena forma, podemos decir que hay Kiss para rato.

Fuente: www.zonanortediario.com.ar

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