“Desde los municipios y con la participación ciudadana hay que reconstruir los valores del hombre, por sentido de subsistencia y proyección al futuro” columna de opinión de Matías Cerdá (Nueva generación, Vicente López).
En la Argentina de los últimos treinta años, hemos perdido muchas cosas. Aquellas virtudes que como tales profesaban y practicaban nuestros padres y abuelos, como la vocación por el trabajo y la valoración del esfuerzo y el sacrificio se han vuelto excepciones sólo reservadas a quienes aún vivimos dentro del ámbito de una familia regularmente constituida. Y esto se torna aún más desesperanzador cuanto más se generan familias diezmadas, hijos carentes de buenos ejemplos a seguir y se difunde, en amplia escala, el narcotráfico, con ese elemento de destrucción, evasión y cooptación (la droga), que constituyen las herramientas con las que la delincuencia (en todas sus formas y a todo nivel) se nutre para llevar adelante su fin siniestro e inescrupuloso, de vivir a costa del esfuerzo de los demás.
En momentos de crisis financiera internacional, con sus primeros coletazos en nuestro país, nada de lo que en todos sus estamentos propongan los gobiernos desde lo económico y social podrá revertir la situación si no se trabaja sobre el hombre en la reconstrucción de los valores perdidos. No hay, ni puede haber, un país en serio, fruto de una sociedad justa y desarrollada, si no se rescatan la ítica, el sentido de responsabilidad, el respeto por las leyes y por los derechos del otro, el amor por el trabajo, la valoración del esfuerzo y el deseo de superación. Y no hay ningún secreto más que predicar con el ejemplo, fomentando desde el ser humano estos valores en el accionar cotidiano.
Desde los ámbitos de la función pública esto se torna más urgente aún ya que quienes poseen los mecanismos y las herramientas para modificar las condiciones de vida de la gente tienen más responsabilidades que el ciudadano en su individualidad.
Desde abajo hacia arriba se debe contribuir a volver a los valores y a reposicionar al hombre como centro. Desde aquellos que detentan cargos en los más altos niveles a los más bajos, desde el poder judicial a los poderes ejecutivo y legislativo.
En los municipios, como estamento más cercano al ciudadano, es que el Concejal debe volver a ser un ciudadano con responsabilidad de representación de sus vecinos y el Intendente volver a ser un administrador de recursos no propios.
En tiempos en los cuales el diálogo no abunda, y tampoco los buenos ejemplos, preocupa más el desinterís por construir una sociedad justa que la actualidad en la que vivimos. Martin Luther King dijo: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ítica, lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”.
Por eso, la participación del ciudadano en los asuntos públicos se torna ya no más una necesidad de superación y una aceptación de responsabilidad para con la sociedad en la que uno vive, sino de subsistencia y de proyección hacia un futuro que de lo contrario, no podrá ver plasmado el sueño que muchos compartimos: el de una Argentina mejor, formada por mujeres y hombre con valor y con valores.
Lic. Matías Cerdá (NUEVA GENERACION, Vicente López)
Fuente: www.zonanortediario.com.ar